martes, 23 de febrero de 2016

CUANDO LA CRIANZA CUENTA


Luego de haberlos abandonados por un mes debido a múltiples compromisos personales, retomo mi blog para seguir compartiendo con ustedes las cosas que poco a poco voy aprendiendo acerca del mundo del vino.

Algo que todo aquel que guste beber vino debe saber, es lo referente a vinos jóvenes, de crianza, reserva y gran reserva, así sea de forma básica. En primer lugar muchas veces esa diferenciación al momento de elaborar el vino también marcará una diferenciación en la calidad del producto obtenido y en el precio del mismo.




Muchas veces al momento de ir a comprar algún vino observamos que vinos elaborados en el mismo país, con la misma variedad de uva e incluso de la misma bodega tienen una marcada diferencia en los precios, ¿por qué?.


Normalmente la diferencia la establece la forma en la que fue elaborado el vino. Recordemos que para hacer vino se cumplen unos pasos básicos tales como: vendimia, despalillado y estrujado, proceso de fermentación (alcohólica y/o maloláctica) trasiego, clarificado y filtración. A partir de allí se comienza a hacer la diferenciación.
Fermentación en cilindros de acero inoxidable
La bodega puede simplemente decidir embotellar su producto final y llevarlo a la venta. Este vino es llamado "vino joven" que se caracteriza por ser muy afrutado con ciertos tonos herbáceos, aromático, brillante, fresco. ¿Es malo este vino?. Para nada! es un vino sabroso que sirve perfectamente para acompañar comidas o simplemente pasar ratos agradables en compañía de amigos y seres queridos. Estos vinos generalmente deben consumirse durante el año en que fueron elaborados para apreciar todas sus características que el tiempo puede alterar.

Pero la bodega puede decidir que el vino obtenido merece ir a unas barricas y dejarlo un tiempo allí, es decir someterlo al proceso de crianza.  La pregunta que cabe aquí es ¿Por qué la bodega decide llevar un vino a crianza? Esto dependerá de:

-La variedad de la uva, algunas variedades tienen características especiales que son más apreciadas cuando se someten a ese proceso.

-Si el enólogo considera que la cosecha de ese año específico tiene características tan particulares que bien merece llevarlo un tiempo a barrica. Puede pasar que ese año ocurrió algo que hizo que el vino obtenido tuviera mas cuerpo.
Barricas para crianza del vino
El proceso de crianza consiste en llevar el vino joven obtenido en el proceso de elaboración del vino a unas barricas de madera, normalmente de roble americano o francés, con el objeto de que envejezca en ellas. Durante el tiempo que esté el vino en la barrica, esta le transmitirá sustancias aromáticas y gustativas, adquiere taninos. el vino se oxida. Posteriormente, el vino es trasvasado a la botella donde también permanecerá un tiempo antes de salir definitivamente  a la venta. En la botella el contacto con el oxígeno disminuye y el vino seguirá madurando. 

Al final debemos estar obteniendo un vino mas estructurado, con aroma y sabor más complejos.

El tiempo que pase el vino en la barrica es el que determinará si es un vino de crianza, reserva y gran reserva. Ese tiempo normalmente está establecido por las juntas regionales que determinan las condiciones básicas necesarias para que el vino sea reconocido con DOC. 

Entonces tenemos que por ejemplo en España la clasificación funciona así con pequeñas variaciones dependiendo de la región:

Crianza: 12 meses en barrica y 12 meses en botella.
Reserva: 12 meses en barrica y 24 meses en botella.
Gran reserva: 24 meses en barrica y 36 meses en botella.

En Italia los vinos Brunello di Montalcino Riserva deben pasar cuatro años y medio en barrica y dos y medio en botella para luego comercializarlos.


En Argentina a partir del 2008, con la intención de hacer sus vinos más competitivos a nivel mundial, se exige que sean elaborados con unas cepas específicas, con cantidades específicas de uvas por cada 100 litros de vino y un paso por barrica desde 6 meses para blancos y rosados, un año para tintos y para gran reserva 24 meses por barrica.

En Chile no existen normas formales que exijan una nomenclatura en el vino pero están conscientes de que sus consumidores son sus propios nacionales, que son muy exigentes y no perdonan ser engañados por lo que las bodegas cuidan mucho no desprestigiarse, de tal manera que los mismos productores han establecido una clasificación: 

Jóvenes: sin paso por barrica
Reserva: 8 a 9 meses por barrica
Gran reserva: 9 a 15 meses por barrica
Premium: 16 a 19 meses en barrica
Icono: Reserva añada especial

En algunas regiones deciden darle un ligero pase por barrica al vino antes de embotellarlo y venderlo, pero cuando ese ligero pase sea menor a los establecidos en las clasificaciones regionales, seguirá siendo considerado un vino joven, a lo sumo pueden decir que es un vino de semicrianza o roble.

Ahora bien, el proceso no es sólo meter el vino en unas barricas. Es que las condiciones sean las óptimas para que durante su tiempo de añejamiento el vino alcance su mejor expresión, además debe garantizar al consumidor que soportará el tiempo de guarda que se ofrece y que al momento de destaparlo y degustarlo le proporcione el mayor placer.

Como podemos observar, todo este procedimiento requiere tiempo y dedicación que definitivamente incidirá en el precio final del producto.